Niños marginados
Estos niños no piden un ángel de la guarda, tan sólo precisan calma para enfrentar sus problemas. Los hombres los condenan, los discriminan. Un ejército de seres desconocen sus plegarias. Hay tormentas en sus cabezas y en ocasiones suelen desconocer hasta a sus hermanos, el cemento y la heroína consumen sus neuronas.
Nadie escucha sus oraciones, todos les dan lla espalda, éste es un país extraño formado por ánimas crueles. ¿Alguien les dijo que protestar es inútil?. De pequeños fueron educados para que callaran; aunque en ocasiones quisieran gritar que la tristeza es un viejo cojín y que la desilusión desgarra su alma. ¿Quién les dijo que tienen un mañana si viven de nostalgias, si carecen de esperanzas?.
Son jóvenes decrépitos, a los que les extirparon la infancia. Cuando les preguntan ¿a qué aspiran? sólo agachan la cabeza y hacen como que piensan. Tantas veredas ya las han transitado, siempre son las mismas y caminan en círculos, a veces se marean y otras tantas se desesperan.
Conocen a medio mundo, no quieren que sientan lástima por ellos, viven flagelados por tanta inseguridad que habita a su alrededor, pues la misma sociedad los señala como: vagos, drogos, rateros e improductivos.
Pero, ¿quienes son ellos? ¿Son seres malvivientes sin oportunidades, seres que un día salieron a la calle huyendo de sus problemas o simplemente, ahí les toco vivir?
Los niños de la calle son una realidad urbana, que salieron del seno familiar buscando una alternativa de vida, encontrando en la calle la sobrevivencia y la marginación, muy parecida a la de su hogar; pero con una ventana mayor: la libertad.
En la colonia El Sol habitan mas de treinta niños que viven en la calle, son fundamentalmente varones; aunque el número de niñas se esta incrementando, su edad fluctúa entre los cinco y los 16 años con algunas excepciones de jóvenes entre los 17 y los 20 años. Presentan una baja escolaridad (generalmente primaria incompleta) y algún grado de desnutrición.
El motivo central es jugado por las adversas realidades socioeconómicas en que viven las familias y la desintegración de los lazos familiares; aunque en muchos otros casos, desde siempre han pertenecido a este medio.
Muchos de éstos niños nacen de madres solteras, pobres o abandonadas. Esta situación conlleva al abuso físico o emocional por parte de los padres, generalmente padrastros o padres de paso. Los niños escapan y toman las calles donde viven eventualmente con otros chicos, con quienes forman unidades sociales jerárquicas y relativamente cerradas.
Otro caso es aquel donde todos los hermanos huyen del hogar y viven juntos en la calle bajo el liderazgo del hermano mayor.
"Los niños de la calle forman parte del paisaje urbano, alrededor del 90% de estos niños se ven obligados a trabajar para asegurar su propia subsistencia y eso entraña en ocasiones una jornada laboral de unas 10 horas al día".
Esta necesidad determina que los veamos en todas partes realizando actividades como el lavado de carros, lustrando el calzado, recolectando latas, papel, vidrio y plástico para el reciclaje, comerciando en la calle, pidiendo limosna, cometiendo pequeños robos, vendiendo flores; así como empleándose en la prostitución. También los vemos estacionando y cuidando vehículos, asistiendo a pequeños talleres mecánicos informales y transportando las compras de los clientes de los súper mercados.
“Tengo 10 años y limpio parabrisas en la avenida, empezé atrabajar desde los cinco años vendiendo chicles, únicamente estudié el kínder y vivo en una casa que esta hecha de cartón, estoy con mi hermana, que tiene cuatro años y con unos valedores que nos tienen ahí” Juan Gerardo García.
La actividad delictiva de los niños de la calle se despliega en dos direcciones. Una se refiere a la comisión de actos delictivos por cuenta propia; se trata de robos menores a transeúntes y turistas (a quienes despojan de lentes de sol, relojes y carteras), robos a tiendas y mercados de donde sustraen alimento y prendas de vestir y robos a casas de donde contraen algunos artículos para vender.
“Yo lustro zapatos; pero uno con los que vivo les roba a las personas sus carteras, anillos, cadenas y también ha llegado a robar en las tiendas, apenas tiene 16 años, se droga, no tiene familia, y no estudió” asegura Rogelio Pastor.
La otra dimensión es su participación en redes criminales manejadas por adultos o adultos jóvenes. En este caso los niños son presionados a cometer delitos; aunque en algunos otros buscan participar en la red criminal de manera voluntaria.
Con respecto a las niñas de la calle, podemos decir que algunas de ellas practican la prostitución por cuenta propia, mientras que otras ingresan en redes comerciales que las explotan sexualmente.
“Tengo una niña de cinco meses, tengo 13 años y pido dinero, no saco mucho y a veces ni tengo pa´ comer” Guadalupe.
Los niños forman grupos en los cuales el mayor y con mas experiencia actúa como líder y protector. Dentro del grupo, los niños comparten sus temores porque sienten que solo pueden contar unos con otros. La supervivencia del grupo requiere de un gran acuerdo social interno, no sólo para defender su territorio sino también para proteger las pocas posesiones materiales que poseen. No obstante, no existen ritos de iniciación y los niños pueden dejar un grupo e ingresar a otro sin sufrir penalidades, ni venganzas.
“Tengo 12 años y sí, le entro a todo, aspiro pegamento del mas común, hay personas que nos obligan a trabajar o robar y tenemos que entregarles parte de nuestras ganancias, el dinero que nos sobra lo gastamos rápidamente por temor a que nos lo quiten” Javier Castrejón.
Aunque sea difícil para estos niños hallar que comer, quizás no sea el mayor problema, dado que hay una gran solidaridad entre ellos; pero podrían morir debido a la mala nutrición.
“He tenido casos de niños que pertenecen al sector callejero y presentan anemia, principios de leucemia. Tienen deficiencia higiénica, sarna, piojos y enfermedades estomacales” Dr. Miguel Angel Ponce.
Cuando se enferman ¿quién se preocupa por ellos? ¿Dónde pueden curarse? Y esto sin tomar en cuenta las heridas psicológicas que son quizás las mas importantes; así como la soledad es sin duda alguna, el mayor problema de éstos niños, los que ya no tienen padres quisieran poder hablar con un adulto y no ser constantemente rechazados con indiferencia.
“Tengo siete años y a veces siento desesperación; porque quisiera sentir el cariño de una persona, como de una mamá, sentirme protegido, tener una casa, familia, tener juguetes” Daniel (el topito).
Esta falta de amor los induce, a menudo; pero no siempre, a ser víctimas de todo tipo de desvíos (robos, droga, prostitución). Son tratados como delincuentes, cuando sólo son víctimas privilegiadas de todas las formas de violencia; así como son víctimas de extorsión, pues no quisieran perder el dinero que han logrado obtener con dificultad.
Ellos son chicos que nacen y mueren en las calles a causa de la pobreza, el abandono o la desestructuración familiar (provocada por el abuso psicológico, sexual, las drogas o el alcoholismo). Todos ellos demuestran una falta importante de afecto ante una sociedad que los margina.
La mayoría son adictos a las drogas, desde la heroína, hasta el pegamento común, estas llegan a una parte del cerebro de los niños, suprimiendo las sensaciones de hambre, frío y soledad. Pero también hace que sus cerebros se desvanezcan, causando daños irreversibles e incluso la muerte repentina.
“Simplemente lo digo así: me drogo para olvidarme de todo a mi alrededor, del hambre, de las broncas, de la soledad, de la indiferencia” Guillermo Flores.
La prisión, prostitución, esclavitud, violencia y muerte son los destinos mas habituales que los aguardan, convirtiéndose en un objetivo fácil: son el blanco perfecto para justificar el espiral de violencia que ha provocado la progresiva desintegración social. Pero los asesinos uniformados de ellos, no son los únicos responsables. La asesina mas eficaz, es la indiferencia.
Mientras muchos de éstos niños son asesinados o torturados a diario, sus asaltantes viven en la impunidad.
Quizás las autoridades puedan hacer algo para evitar tanta marginación en las calles, proponiendo mas programas verídicos para la protección de éstos niños y campañas que puedan proteger su salud sin costo alguno.
Un niño marginado que vive en la calle, es un niño trabajador quien vela por si mismo y es responsable por su propia vida.
FUENTES:
“Tengo 10 años y limpio parabrisas en la avenida, empezé atrabajar desde los cinco años vendiendo chicles, únicamente estudié el kínder y vivo en una casa que esta hecha de cartón, estoy con mi hermana, que tiene cuatro años y con unos valedores que nos tienen ahí” Juan Gerardo García.
La actividad delictiva de los niños de la calle se despliega en dos direcciones. Una se refiere a la comisión de actos delictivos por cuenta propia; se trata de robos menores a transeúntes y turistas (a quienes despojan de lentes de sol, relojes y carteras), robos a tiendas y mercados de donde sustraen alimento y prendas de vestir y robos a casas de donde contraen algunos artículos para vender.
“Yo lustro zapatos; pero uno con los que vivo les roba a las personas sus carteras, anillos, cadenas y también ha llegado a robar en las tiendas, apenas tiene 16 años, se droga, no tiene familia, y no estudió” asegura Rogelio Pastor.
La otra dimensión es su participación en redes criminales manejadas por adultos o adultos jóvenes. En este caso los niños son presionados a cometer delitos; aunque en algunos otros buscan participar en la red criminal de manera voluntaria.
Con respecto a las niñas de la calle, podemos decir que algunas de ellas practican la prostitución por cuenta propia, mientras que otras ingresan en redes comerciales que las explotan sexualmente.
“Tengo una niña de cinco meses, tengo 13 años y pido dinero, no saco mucho y a veces ni tengo pa´ comer” Guadalupe.
Los niños forman grupos en los cuales el mayor y con mas experiencia actúa como líder y protector. Dentro del grupo, los niños comparten sus temores porque sienten que solo pueden contar unos con otros. La supervivencia del grupo requiere de un gran acuerdo social interno, no sólo para defender su territorio sino también para proteger las pocas posesiones materiales que poseen. No obstante, no existen ritos de iniciación y los niños pueden dejar un grupo e ingresar a otro sin sufrir penalidades, ni venganzas.
“Tengo 12 años y sí, le entro a todo, aspiro pegamento del mas común, hay personas que nos obligan a trabajar o robar y tenemos que entregarles parte de nuestras ganancias, el dinero que nos sobra lo gastamos rápidamente por temor a que nos lo quiten” Javier Castrejón.
Aunque sea difícil para estos niños hallar que comer, quizás no sea el mayor problema, dado que hay una gran solidaridad entre ellos; pero podrían morir debido a la mala nutrición.
“He tenido casos de niños que pertenecen al sector callejero y presentan anemia, principios de leucemia. Tienen deficiencia higiénica, sarna, piojos y enfermedades estomacales” Dr. Miguel Angel Ponce.
Cuando se enferman ¿quién se preocupa por ellos? ¿Dónde pueden curarse? Y esto sin tomar en cuenta las heridas psicológicas que son quizás las mas importantes; así como la soledad es sin duda alguna, el mayor problema de éstos niños, los que ya no tienen padres quisieran poder hablar con un adulto y no ser constantemente rechazados con indiferencia.
“Tengo siete años y a veces siento desesperación; porque quisiera sentir el cariño de una persona, como de una mamá, sentirme protegido, tener una casa, familia, tener juguetes” Daniel (el topito).
Esta falta de amor los induce, a menudo; pero no siempre, a ser víctimas de todo tipo de desvíos (robos, droga, prostitución). Son tratados como delincuentes, cuando sólo son víctimas privilegiadas de todas las formas de violencia; así como son víctimas de extorsión, pues no quisieran perder el dinero que han logrado obtener con dificultad.
Ellos son chicos que nacen y mueren en las calles a causa de la pobreza, el abandono o la desestructuración familiar (provocada por el abuso psicológico, sexual, las drogas o el alcoholismo). Todos ellos demuestran una falta importante de afecto ante una sociedad que los margina.
La mayoría son adictos a las drogas, desde la heroína, hasta el pegamento común, estas llegan a una parte del cerebro de los niños, suprimiendo las sensaciones de hambre, frío y soledad. Pero también hace que sus cerebros se desvanezcan, causando daños irreversibles e incluso la muerte repentina.
“Simplemente lo digo así: me drogo para olvidarme de todo a mi alrededor, del hambre, de las broncas, de la soledad, de la indiferencia” Guillermo Flores.
La prisión, prostitución, esclavitud, violencia y muerte son los destinos mas habituales que los aguardan, convirtiéndose en un objetivo fácil: son el blanco perfecto para justificar el espiral de violencia que ha provocado la progresiva desintegración social. Pero los asesinos uniformados de ellos, no son los únicos responsables. La asesina mas eficaz, es la indiferencia.
Mientras muchos de éstos niños son asesinados o torturados a diario, sus asaltantes viven en la impunidad.
Quizás las autoridades puedan hacer algo para evitar tanta marginación en las calles, proponiendo mas programas verídicos para la protección de éstos niños y campañas que puedan proteger su salud sin costo alguno.
Un niño marginado que vive en la calle, es un niño trabajador quien vela por si mismo y es responsable por su propia vida.
FUENTES:
fuente viva en la colonia El Sol
entrevistas a los niños que habitan en la calle
foto tomada de la avenida Cuahutemoc.